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IDENTIDAD NACIONAL Y GLOBALIZACION CULTURAL:CULTIVOS TRADICIONALES EN AMERICA LATINA

Fecha:2008/08/04 Autor:Liu Chengjun
 

Introducción* 

Fue enorme el aporte de América para el mundo y decisivo el “descubrimiento” de América para el despegue del Occidente hacia su modernidad. Sin tocar el tema de la acumulación original del capital a base de los valiosos metales americanos, el tema demográfico relacionado a la migración europea hacia América para desplazar su población sobrante como consecuencia de la inicial industralización, el mero conocimiento agrícola que América proporcionó al mundo ya es sorprendente. Maíz, papa, camote, tabaco, tomate, cacahuete, chile, aguacate... tantos productos indispensables para la vida actual provienen de América. La famosa medicina quinina, el universal chicle, la cómica cocacola y la trágica cocaína, también tienen su origen en América.

Concentramos nuestra atención en dos de los cultivos tradicionales americanos más significativos: el maíz y la papa. Nadie negará su papel en el desarrollo de la historia humana.

La domesticación de estas dos plantas por los pueblos americanos no fue casual ni gratuito. Fue el resultado de un largo proceso de la acumulación de conocimientos. Es la comprobación de su capacidad civilizadora. La sofisticada “obra genética” de hoy tiene su embrión en aquel proceso.

Tan sólo por eso, hay que reconsiderar el standard de la Civilización. Es rica e ilustrativa la historia en torno a estos dos cultivos con respecto a la suerte de los pueblos de América Latina, y lo es más cuando se pone el tema en el marco de la actual globalización.

Esta globalización es muy debatida en las últimas décadas. En China, se puede remontar a los tiempos antiguos el ideal de la “gran unanimidad”, que significa esfuerzos mancomunados por un objetivo común para el bien de todos. Pero la globalización con este modelo actual tiene un trasfondo de desigualdad, un arranque siniestro y un objetivo no declarado.

Considero que esta globalización empezó en 1492, y todo el actual proceso no puede comprenderse a fondo sin una mirada retrospectiva a este punto inicial. El Occidente encubrió intencionada y sutilmente la sabiduría y los grandes aportes de los pueblos nativos de América, para inventar la falsa contraposición entre “civilización” y “barbarie”, parámetro establecido para toda una larga historia que se desenvuelve desde entonces.

Así que proclamar la verdad es el primer trabajo que hemos de realizar para sanear la actual globalización. Parece una alfabetización cultural, pero no lo es. Hoy muchos muchachos saben quién es Newton, quién es Einstein, quién inventó la máquina de vapor, el teléfono, pero no saben quiénes domesticaron el maíz, la papa y otras importantes plantas, no saben que el maíz, la papa salvaron a una gran parte de la humanidad de la hambruna en su momento, que gracias al maíz, la papa y otras plantas de América, el Occidente pudo alcanzar su actual nivel económico.

Cuando regresé del Perú a México, al hablar de la papa con un joven mexicano, me dijo que “creía que la papa era de origen europeo”. En China, país de origen del arroz, otro cultivo decisivo para la humanidad, el conocimiento sobre estas contribuciones americanas es escaso, esporádico, confuso, incluso en el círculo académico. No se trata de una simple ignorancia, se trata de una distorsión en la descripción de la historia.

Frente al embate del actual modelo de la globalización, corrompido por la uniformidad cultural,el consumismo y la ruptura entre la humanidad y la naturaleza, modelo impuesto por el capital internacional, una de las últimas defensas que tienen los pueblos víctimas es su dignidad como pueblo, es el amor por sus propios valores culturales. Estos elementos que constituyen la identidad de los pueblos no se crean desde el vacío, no se encierran en bibliotecas, sino que están arraigados en sus tradiciones cultivadas durante miles de años, que comprenden valiosas herencias sobre el concepto del mundo, la armonía entre la humanidad y la naturaleza, y conocimientos de vida y de trabajo.

China se involucra cada día más en este proceso globalizante, sin tomar en cuenta el peligro escondido en el camino de su avance aparentemente gigantesco. América Latina, que había entrado en este ciclo desde hace 500 años, puede ser un buen espejo para China.

El presente trabajo será completado y profundizado con la próxima investigación sobre el tabaco en Cuba, así como sobre la difusión de estos tres cultivos americanos en la inmensa tierra china desde hace cientos de años.

* Liu Chengjun: Investigadora Titular del Instituto de América Latina de Ciencias Sociales de China.

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